sábado, 10 de octubre de 2009

mundos posibles




“Cuentan nuestras gentes más ancianas, nuestros jefes, que los dioses hicieron al mundo, hicieron a los hombres y a las mujeres de maíz primero. Y que les pusieron precisamente el corazón de maíz. Pero que el maíz se acabó y que algunos hombres y mujeres no alcanzaron corazón. Pero también se acabó el color de la tierra, y empezaron a buscar otros colores y entonces les tocó corazón de maíz a gente que es blanca, roja o amarilla. Por eso hay aquí gente que no tiene el color moreno de los indígenas, pero tiene el corazón de maíz, y por eso está con nosotros.
Dicen nuestros más antiguos que la gente que no agarró corazón, luego lo ocupó, ocupó el espacio vacío con el dinero, y que esa gente no importa qué color tenga, tiene el corazón de color verde dólar.
Y dicen nuestros antiguos que, cada tanto, la tierra busca proteger a sus hijos, a los hombres y mujeres de maíz. Y que llega un momento —que es cuando la noche es más difícil— donde la tierra se cansa y necesita que esos hombres y mujeres la ayuden a vivir”.
A nuestra gente la estaban matando con enfermedades, íbamos a desaparecer, así como está desapareciendo el pueblo kiliwa, aquí a algunos cientos de kilómetros de donde estamos, donde sólo quedan 54 familias. Y de ellas, sólo cuatro hablan la lengua kiliwa aquí en México, de este lado.
Nosotros queríamos decirle a la nación o’odham, a los navajo,,, Lo que pasó es que en nuestra tierra, nuestros jefes, yo soy Subcomandante —porque no soy jefe—, mis jefes son hombres y mujeres como Doña Ofelia, como Don José, indígenas cien por ciento. Y a mí me tocó —junto con otros compañeros— otro trabajo.
Nosotros ya estábamos muertos y fuimos llamados a convertirnos en guerreros, según nuestra leyenda. Y como estamos muertos, nos convertimos en lo que somos: unas sombras. Y en sentido estricto somos eso: sombras guerreras.

Y el primero de enero de 1994, en la pared de un banco de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, apareció un letrero que pintamos que decía: “aquí estamos los muertos de siempre, muriendo otra vez, pero ahora para vivir”.
Y era el mensaje que estábamos dando al resto del mundo: que en este país y en este planeta, había que pelear y estar dispuesto a morirse para poder sobrevivir.
En la historia que estamos contando —o que nos mandaron decirles—, la tierra que nos protegió después de la invasión española, y nos hizo sobrevivir y resistir la invasión norteamericana, y nos hizo vivir. Y luego la invasión del dinero o del gran capital, y nos hizo sobrevivir, está a punto de morir, precisamente por ésos que están allá arriba. Si ustedes piensan que ellos se van a conformar con vernos pobres, sin escuela, sin medicinas, están equivocados: ellos quieren que desaparezcamos completamente.
Durante décadas enteras hemos estado viviendo con enfermedades, sin educación, arañando la tierra para poder sacarle algo de producto. Ahora quieren también esa tierra. La escalera náutica significará la desaparición total del pueblo yoreme, mayo, de lo yaquis, de los cucapás, y de toda la costa de Sonora y Sinaloa, y de Baja California, y Baja Sur, para empresas hoteleras y turísticas. No va a haber más que engaños del gobierno, para el yoreme, para el yaqui, para el o’odham, para el cucapá y para el kiliwa.
Los gobiernos —y quienes los mandan— quieren esa tierra para convertirla en una mercancía. Si nosotros permitimos eso, esa tierra va a ser destruida. Y aquélla que nos protegió, que nos hizo sobrevivir, va a morir también. Y muriendo esa tierra y ese mundo, no habrá porqué pelear, ni qué vivir, ni qué estudiar.
Lo que nosotros estamos planteando aquí es que tenemos que unirnos como pueblos indios. La tierra muere lo mismo en territorio o’ odham, navajo, cherokee, tzeltal, tzotzil, purépecha, náhuatl, y tenemos que unirnos, pero no sólo en México, sino en todo el continente.
Ellos, los que están allá arriba, ya demostraron durante cientos de años, durante siglos, que lo único que han hecho ha sido destruir la tierra. Ahora nosotros tenemos que tomar el destino de la tierra y su defensa en nuestras manos. No dejarlo ni un minuto más en manos del rico.
Nosotros y nosotras, los que tenemos el color de la tierra y el corazón de maíz, sin importar nuestro color de piel, tenemos que hacerlo, porque si no el mundo va a desaparecer.
Al que tiene el dinero, no le importa lo que está pasando. El territorio o’odham, navajo, es ahora un territorio de muerte. Sus campos, donde florece su cultura, es donde se asesina a mexicanos pobres, a familias que tratan de cruzar para el otro lado. El pueblo o’odham y el navajo no pueden permitir eso. Ustedes saben que están convirtiendo nuestras tierras, además, en su bote de basura: somos el basurero de ellos. Los desechos tóxicos, los desechos nucleares, no se van a las zonas residenciales, ni a Nueva York, ni a Washington: se van a tierras indias.
Y la tierra es como el cuerpo humano, no pueden inyectarle veneno en una parte, sin que afecte a todo lo demás. Ellos piensan que sólo se envenenará la tierra o’odham o navajo. Se va a envenenar todo y se va a destruir.
Como dijo el compañero del Congreso Nacional Indígena: “nosotros venimos a invitarlos, no para pedirle al gobierno, sino para quitarlo”. No para estar rogando porque el gobierno norteamericano y el mexicano respeten el territorio o’odham, que está partido por la línea fronteriza. Y que sabemos que esa línea fronteriza cruza por un centro ceremonial de su pueblo.
Queremos que esa frontera desaparezca, que exista otra vez la nación o’odham, la navajo, la cherokee, así como nuestros pueblos, porque ellos ya demostraron que no pueden conducir este mundo y llevarlo a buen término. Nosotros tenemos que hacerlo, no sólo por nuestros pueblos indios, sino por toda la humanidad. Por eso, nosotros decimos que nuestra lucha es por la humanidad y contra el neoliberalismo.

Nosotros queríamos invitarlos a este movimiento que se llama la Otra Campaña, para que como pueblos indios, no se vuelva a repetir la historia de cada 100 años. Se va a repetir, pero una parte va a cambiar.

En 1810, luchamos por la independencia contra el poder español. En 1910, contra el poder del terrateniente. En el 2010 —y aún antes— lucharemos contra el poder del dinero. Pero, a diferencia de los 200 y 100 años anteriores, ahora los pueblos indios deberán ser respetados. No volverá a ocurrir lo mismo: que otro llega al poder y los pueblos indios vuelven a desaparecer, o a sufrir las mismas carencias y desprecios. Por eso como pueblos indios, formamos aparte dentro de la Otra Campaña, y aparte nos hablamos y aparte hacemos acuerdos.

viernes, 9 de octubre de 2009


-Nadie puede creer cosas que son imposibles - dijo [Alicia]-


-Creo que te falta práctica - dijo la Reina -. Cuando yo tenía tu edad... llegué a creer seis cosas imposibles antes del desayuno.




"hay un deseo que pido siempre q pasa un tren"... De cuando viajar por la ruta fue mágico... fue el país de las maravillas y las musas nos unían.

jueves, 8 de octubre de 2009

La Negra

el 2009. se nos fueron un par ya no?
pasemos de las necrológicas.
año de cierres. de fines. de cuesta arriba.
trabajando, duramente.
trabajando y no le pagan.
cuesta arriba...

gracias a la Negra Sosa, que con su voz inspiró las gargantas de nuestras madres, para que, ya cansadas, pudieran entonar con ánimo un "duerme negrito" tierno, suave, rumrum...

gracias por darnos con dulzura letras de folclore y rock. por demostrar que muchos mundos conviven en este solo. que muchs mundos caben en una voz y en todas.

porque con su tono contralto logró que seamos más comprensivos y tolerantes a distintos estilos musicales, porque todos iban de su mano, porque todos se cruzaron en su escenario.

porque la escuchamos y sabemos que, aunque tantas veces la mataron, ella siguió cantando al sol como la cigarra, que ella viene a entregar su corazón, con su luna tucumana.

siempre dará alegría a nuestros corazones. por la ternura. por el abrazo en cada canción

mercedes sosa. 5 oct 09

sorda y ciega

me acabo de dar cuenta que no leo. hasta hace un rato ya había caído en que no escucho a la gente, a las personas, cuando hablan; que los interrumpo, que respiran hondo para no putearme porque interrumpo. pero resulta que ahora tambien me doy cuenta que no leo. en profundidad. me pongo ansiosa y contesto rapido y me pierdo los detalles.
leo eh? leo que conocen gente, que me retan, que se van. pero no leo lo profundo.

que se pase.
así sea