sábado, 13 de marzo de 2010

Se asoma a su maleta, pensativa...


Se asoma a su maleta pensativa
no sabe si habrá sitio para todo

hubo y hay sitio, nomás.
entra todo lo que quiero: los libros y cds (con la cantidad que ya llevé y dejé en enero!), la ropa colorida, abandonando para siempre los conjuntos negros, los papeles y la emoción de la tesis.

Lo que más cuesta acomodar son los sentimientos.
entran todos, porque son varios suspiros, unas risotadas, muuuchas sonrisas, las charlas profundas y las más nimias (que son las importantes, las de las mateadas, las de pasar el rato).

No me quiero llevar, y me lo prometí ayer, no me quiero llevar las miserias de algunos, las obsesiones de otros. No me quiero llevar el egoísmo y el interés por las vacaciones "de arriba" que piensan que me voy a buscar. No me quiero llevar el desinterés y las llamadas que no recibí.

Me llevo las emociones y los llantos de que me van a extrañar. Me llevo los abrazos fuertes. Me llevo el "¿qué necesitás?" y el "¿qué vas a hacer apenas llegues?", y el "te esperamos!", sincero y honesto.

No me cargo más el "cualquiercosaquenecesitesavisame" porque total... narinas.

Me llevo los dibujos de mi hermano, con su provocación, creatividad, dulzura e inteligencia.
Me llevo la generosidad, ingenuidad, ternura e inocencia de mi hermana, que quiso que fuéramos hermanas desde que la conozco.
Me llevo a mi hermano. Me lo llevo con su carácter, con lo que presumo que vivió y con todos los misterios que guarda. Me llevo sus respuestas honestas, cortitasyalpie, o también extensas y análiticas. Me llevo la música que descubrió y me compartió, y la música y el arte flamenco que compartimos y creamos juntos.

Me llevo a mis hermanas: a Ani y a Barbi. Las más grandes. Las compinches. Las que saben todo. Las que saben más de lo que yo sé de mí misma. Las que me entienden. Las que me impulsan. Las que me frenaron en contadas ocasiones y tardé en escuchar a veces, y me esperaron. Me las llevo porque siempre las quise y porque las quiero cada vez más, y porque nos quiero ver envejecer, crecer, abrazarnos hasta siempre.
Me llevo la alegría de saber que en la orilla me encuentro con la Guada, la tercera hermana. Esa que una vez pensé que cada vez la tendría más lejos, y ahora nos volvemos a rererereencontrar otra vez caleidoscópicamente.

Me llevo el bolillero, que me enseñó a conocerme y a escucharme, que me animó a conocerme y que me mostró otro mundo... Porque nos sumergimos en mundos de sonidos e imágenes. en mundos de sensaciones. en lecturas. en conjugaciones alternas a lo oficial. Me llevo esa noche de tormenta que nos mantuvo cautivos y despiertos, buscando un cd tras otro, buscando bandas de sonido de la vida. Me llevo los temas dedicados, supuestos y adivinados.

Me llevo los tilos y las diagonales. Los soles entre los jacarandá de la diagonal 73 hacia Plaza Moreno. Me llevo el tilo frente a mi casa de la calle 3, que levantaba las baldosas de la vereda, donde me esperaba mi perro Chaucha.

Me llevo esa casa, sin dudas. Me llevo sus habitaciones con piso de madera, el pasillo donde jugábamos y corríamos con G; el baño donde mojé todo por no cerrar la canilla y donde mamá me despegó mis párpados con algodones y agua tibia y me enseñó a ver de otra manera. Me llevo el galpón donde jugaba a que era mi casa de cuando fuera grande y viviera sola, y donde mi papá tenía sus planos y maquetas.

Me llevo a mi mamá. Me llevo toda su compañía, su presencia siempre. Me llevo sus correos con letras de colores, me llevo sus búsquedas para ayudarme en la carrera, me llevo las charlas en la cocina, los mates a la mañana, las películas, los teatros, enseñarme a tener amigos, a compartirlos y a cuidar una amistad. Me llevo sus enojos y sus preocupaciones. Me llevo su comprensión y tolerancia. Me llevo sus canciones para levantarme (arriba Juan), sus canciones para dormirme, sus viajes, me llevo sus cuentos leídos todos los días y noches sin cansarse, sin excusas. Me llevo Cultivemos una huerta, que aprendí de memoria. Me llevo los bailes en el comedor y "llegamos a casa", cuando volvíamos tarde, después de días difíciles y ajetreados.

Tras este paso seguirá su vida,
como le sigue el hilo a la cometa

Me llevo la expectativa de encontrarte en nuestra casa. Me llevo mi alegría y mi esperanza. mis ganas de vivir contigo. Me llevo tu mirada pensativa y tu letra que fue el pasaje. Me llevo los adornos para decorar lo cotidiano, y todas las caricias que no te di en estos 24 años en que no nos conocíamos, pero sabíamos que andábamos por acá o por allá. En nuestros ahoras próximos presentes, escapando al grillerío constante.

dejando atrás el mundo conocido
con gesto inexorable
con mano de firmeza

jueves, 11 de marzo de 2010

Seis cosas imposibles




- Nadie puede creer cosas que son imposibles - dijo [Alicia]



- Creo que te falta práctica - dijo la Reina - , Cuando yo tenía tu edad... llegué a creer seis cosas imposibles antes del desayuno.





Entonces me llamó aún más la atención. Me llamó la atención la elección. Que la firma fuera "creer cosas imposibles".




Hay algo especial ahí.


Hay. en presente.


No "había".




Ayer vi la película "Alicia en el País de las Maravillas", de Tim Burton. Y entonces convergieron muchas emociones ahí. La historia, la firma, las cosas imposibles, la ternura, el silencio, la oscuridad, la alegría, el vuelo. El chico Ostra, las miradas entre el Sombrerero y Alicia. Las ternuras e ingenuidades.




Convergió haber ido con mamá y con guillo al cine. Y fue como si fuera la primera vez, con este invento nuevo del 3D, que Burton recrea, resignifica y encanta.




Mientras vi la peli, pensaba en cuando me enteré que Burton iba a hacer Alicia y pensé en la conjunción de las voluntades, de como va hacia un mismo camino. Todo camino puede andar. Y no dudé en que esa proyección sería compartida.




Pero...


-Te puedes quedar- dice el Sombrerero a Alicia. Y ella lo mira enternecida, comprensiva. Y sabe que no se va a quedar, porque es un mundo de fantasía. Y porque puede intentar recrear ese mundo de libertad e imaginación en el plano real. Porque su vida es ese sueño de maravillas y naipes, pero también es la realización del amor en lo tangible, en los cuerpos, en las palabras, en los sonidos, en los llantos y las risas. La vida es ahí y no en la espera, Sombrerero.




Creer seis cosas imposibles antes del desayuno (vale mientras una matea):


1) Las personas no muestran sus miserias desde temprano.


2) Las personas sonríen sin buscar motivos y juegan con los niños y las niñas sin pensar que pierden el tiempo, el turro tiempo.


3) Los animales hablan.


4) Los gatos desaparecen.


5) Encontrar un compañero de vida.


6) Ser una compañera de vida.




Y a la conjunción de voluntades, acercamientos y endemais... el Darno. Gracias por acercarmelo. De paso, el 7 de marzo pasado, van 3 años de que no da vueltas por el Lobizón. Al Darno, salú!!




Alicia Maravilla (Eduardo Darnauchans, para su hermana. Primer simple del Darno, 1970)




Dime, dime dónde Alicia dejaste tu país de maravillas


Las niñas no saben en dónde el rey no dé barajas


Alicia sólo sabe que no hay espejo a través...


que no hay ya conejos que tomen el té...


¿No te das cuenta, Alicia, mi niña, que ya nada importa ya?


Maravilla de Alicia...