sábado, 21 de agosto de 2010

De Oaxaca a Montevideo

Veremos a Lila Downs el lunes.
Con toda su fuerza, su mestizaje, su "viaje identitario" en el que invita a que la acompañemos.
Vendrá la crónica tras el recital.

Por ahora cito una sugerencia de Lila y me marcho:
"Camina con la mujer un rato, recuerda quien te parió"

lunes, 16 de agosto de 2010

Ana Prada (entrevista- Factor S 90)


Ana Prada presenta Soy pecadora

Anduve sola, pero no

Despojada de mochilas pasadas, ubicada en el corazón de Barrio Sur con estudio y hogar a leña propios, Ana Prada pasa sus días entre giras regionales, canciones y pecados que se convierten en libertades. Este 31 de julio presenta una vez más en Montevideo su segundo disco solista.

Por Azul Cordo / Fotos: Bárbara Corneli

Queda más que brasa entre la leña; sopla y se enciende de a poco. Algo humea y se esparce en el ambiente, pero no incomoda. Hace mucho frío afuera y las tres ventanas dan marco al aguanieve que cae sobre alguna esquina de la calle Durazno.
Dentro, Ana Prada se sienta en uno de los bancos que rodean a la mesa ratona plagada de agendas, computadora, cd’s y libros de María Elena Walsh, teoría del teatro y algo de ficción. Allí, mientras ceba mate, está en cuenta regresiva para el segundo toque de Soy pecadora, luego del éxito de asistencia y repercusión que tuvo la presentación oficial en Uruguay a principios de junio.
Un mullido sillón blanco, un escritorio, el piano vertical, un sommier, algunos tambores, el acordeón rojo colgado en la pared, la biblioteca y las lámparas de papel con muñequitos de tela colgando, dan forma y color al espacio creativo personal de esta cantautora sanducera.

Le canto al amor
Pecados y liberación. La ironía de liberarse y ser identificada por ello. En la crítica que aplaude y venera su crecimiento y soltura compositiva, también se oculta a veces el morbo por la vida íntima y la hipocresía de ser inclusivos y diversos, pero que acaban generando guetos.
“Sabía que ponerle “Soy pecadora” al disco iba a generar preguntas obvias como “¿Cómo fue el paso de ser sola a ser pecadora?” o que me pregunten si entonces ahora tenía asumida mi sexualidad. Pero la verdad es que me importa un carajo lo que puedan llegar a opinar. A mí no me interesa que sepan de mi vida privada ni canto sobre eso. Yo le canto al amor, más allá de los géneros. Canto sobre los sentimientos”, indica Prada.
“Está la canción Tu vestido, en la que sí, le estoy cantando a una mujer, pero fue creada junto con Martín Cella, y a su vez puede ser cantada por un varón a una mujer. Una se enamora de personas. No creo y no me gusta eso de anteponer la elección sexual de cada uno como definitorio de quién sos. No hay porqué andar presentando a Fulana o Mengano según si es lesbiana o gay. No hay que etiquetar las situaciones amorosas de los seres humanos”, agrega.
“Cuando una hace una canción de amor no tiene por qué catalogarse. Por suerte, creo que hoy los jóvenes tienen otra libertad para elegir en el amor, y entienden que no se puede discriminar a alguien por querer a otra persona del mismo sexo. Por supuesto que eso no quita sufrir en el amor, porque si no se sufre, el amor no es tal, pero en todo caso me parece que ahora los adolescentes se hacen problema por si Sultana o Pepito les va a dar bola, pero superando el que ellos mismos sean varones o mujeres”, señala Prada. “Lo que hay que entender es que ya no hay que rendir cuentas a papita o mamito”, dice y ríe a carcajadas tras el acto fallido en el que re-generó a las autoridades paternales y patriarcales.
“Tenemos que ser más tolerantes e inclusivos y menos hipócritas entre nosotros, sino la sociedad no va a cambiar”, concluye.
Por eso cuando compone no está pensando en generar un impacto porque esos versos puedan estar dedicados a una mujer. No hay morbo ni marketing en cada canción creada.
Lo que sí hay es alegría, candombitos, un chamamé liviano como un panadero, melodías dulces, covers y cumbias. Hay caricias al alma de cada oyente y viajes de la Rambla montevideana al corazón del Uruguay.
El tema Tu vestido fue nombrado por Ana en distintas entrevistas, tal vez porque explicita un atuendo característico del mundo femenino y porque lo devuelve resignificado a quienes lo portan: las mujeres. “Al decir hoy te pusiste tu vestido, el prohibido, le estoy hablando también a aquellas a quienes sus novios les prohíben vestirse y ser de tal o cual manera, que les prohíben usar escote o pollera cortita, y les estoy diciendo Muchacha, si ese chico no te deja salir así, dejalo y hacé lo que quieras. ¡Mujer, Libérate!”, señala.

Jugando entre pasión y sacrificio

En su universo creativo, Prada se ha rodeado de buenos amig@s y colegas que le permiten “conocer otros universos musicales”, como la española Queyi, a quien está acompañando en Uruguay y Argentina, con la hospitalidad que recibió en tierras mediterráneas.
“Queyi es sencilla, hace melodías simples que llegan de manera muy directa al público. Y yo aprendo eso de ella, entre otras cosas de las que me nutro, porque no se quema la cabeza para componer; no busca acordes entreverados, como muchas veces aspiramos a crear los uruguayos para destacarnos”, cuenta sobre su amiga y compañera de conciertos.
Pero sin dudas, una influencia, compañía y empuje en estos años de la carrera solista que arrancó en 2006 con la edición de Soy Sola, quien “me impulsó a hacerlo”, fue Elvira Rovira, co-autora de varios temas en ambos discos de Ana.
“Ella, junto con Carlos Casacuberta, fueron dos de las personas que más influyeron para animarme a empezar mi carrera solista, después de años con el cuarteto La Otra y de dar clases de canto a adultos mayores a través del Taller Uruguayo de Música Popular (TUMP)”, detalla.
Tras el primer impulso y la buena repercusión que significó Soy Sola, el segundo disco tardó tres años en salir, pero el resultado fue producto de la “cocina conceptual” que establecieron Prada y Rovira para “delinear el concepto de Soy Pecadora”.
Con el primero había visto que podía sola y que gustaba. Que cantantes y compositores tomaban o le regalaban canciones. Que Liliana Herrero había hecho casi propia Brillantina de agua y que Cabrera le dio la Dulzura Distante antes de grabarla él mismo. Kevin Johansen y Walter Malosetti eran invitados de lujo en sus presentaciones y la lista de apoyo crecía y crecía.
¿Qué decir en el segundo disco? “¡Todo lo que quiera!”, exclama Ana. “Ya me había presentado sola ante el mundo, ahora ya podía soltarme y decir lo que quiera. Y con Elvira trabajamos el concepto de ser pecadoras como una condición que caracteriza y marca a fuego a las mujeres. La tradición judeo-cristiana en la que vivimos implica y establece que todas las mujeres somos pecadoras. El mundo femenino siempre estuvo caracterizado y estigmatizado como algo negativo, oscuro, misterioso; ser la representación de la tentación; morder la manzana y tentar al bueno y noble varón, que es la víctima constante. Entonces en este segundo disco tenía ganas de decir y cantar muchos pensamientos que tenía guardados, sin andar con vueltas”, afirma.
Además de crear con esta libertad, esa actitud se escucha en varias grabaciones del disco, llenas de risas y tonos cómplices, jugando más con las voces y con los músicos. Ese clima se respira cuando ella está en el escenario. Y se ve una presencia artística que crece, como en el pasado 9 de julio, Día de la Declaración de la Independencia argentina, cuyos actos se celebraron en Tucumán, cuna de la Patria, donde Prada cantó junto a la folclorista Teresa Parodi. Ese día también se conmemoraba allí el nacimiento de Mercedes Sosa y, para homenajearla Ana y Teresa entonaron “Zamba por vos”, en una jornada que concluyó con la actuación de Charly García, gran amigo de la Negra.
Los festivales, encuentros y participaciones en algunas canciones con otras artistas hacen soñar a Prada con una larga gira en ómnibus, con cantautoras latinoamericanas como Queyi, Yusa (ver FactorS 84), las integrantes de La Otra, por ejemplo. O bien hacer un festival femenino. “Cada tanto hablamos con las chicas de La Otra, pero por ahora es difícil juntarnos. Nosotras logramos el nivel que teníamos porque ensayábamos cuatro veces a la semana, tres horas cada ensayo; ahora, por los compromisos y carreras de cada una, es imposible volver a ese nivel profesional, y mucho menos pensar un nuevo repertorio”, explica la música.
Mientras sueña, Ana sigue actuando como invitada en distintos toques de músicos que pertenecen al Montevideo Music Group, en su mayoría, varones. “La mayoría de los artistas están vinculados a la murga y a la murga-canción (Pinocho Routin, Edú Pitufo Lombardo, Alejandro Balbis, Zurdo Bessio, entre otros); tienen una larga trayectoria en grupo o como solistas, y un público distinto al que sigue mi música en un principio. Lo que ha pasado luego de varias invitaciones a sus shows es que ese público conoce mi música y luego se suma a alguno de mis toques”, cuenta esperanzada.
En el caso de la invitación a cantar algunas canciones junto a Tabaré Cardozo el 6 de agosto, “me llena de alegría, porque Tabaré es un grande. En mis clases de canto, muchos alumnos hacían canciones de él y así fui conociendo su obra en profundidad. Es un gran músico y compositor; un artista que tiene mucha llegada popular, que me está permitiendo dar a conocer mi música a ese público”.

Bonus
Soy pecadora tiene dos bonus track que funcionan como un cierre redondo para un disco juguetón: Mandolín, un clásico de El Príncipe Pena, “una canción que siempre cantaba en España y generaba un buen ida y vuelta con el público”; y Sal y agua, “una de las tantas cumbias que bailábamos en Paysandú”. Dos temas muy bien recibidos, junto con el resto del disco, entre los distintos públicos de la Prada: el argentino, del que tiene gran aceptación desde el primer disco y donde llena teatros; el uruguayo, “crítico, fiel y respetuoso”; el brasileño, “espontáneo y alegre, que se suma a cualquier improvisación”, y el español.
El tercer bonus del disco es la artística que va narrando los castigos que recibe una mujer por elegir hacer lo que quiere. Tiene permitido coser, cantar y salir a la puerta para ir a jugar, pero a costa de ello, perderá extremidades y por ende su libre movilidad por el mundo. Estas ilustraciones fueron íntegramente creadas por la artista española Rosalía Banet (www.rosaliabanet.blogspot.com), cuya obra fascinó a Ana cuando vio una exposición en Madrid junto a Queyi.
“Al ver la serie de las Siamesas Golosas o del Niño Pene, y conocer su estudio lleno de ojos, corazones, brazos y piernas de látex, no podía creer que la mujer que inventaba esas realidades era tan calma y prolija, con su vestidito y el pelo tan bien peinado”, dice Ana sobre la artista. “Rosalía es genial, habla suave y hace esos dibujos que son una trompada desde el punto de vista de género”, agrega.
“Cuando conocí su obra, le comenté que el disco se llamaría Soy pecadora y a partir de allí ella creó sola toda la serie de cuadros. Los pintó y les sacó fotos. En ellos yo veo el sufrimiento puesto en unos dibujos que parecen naïf, pero que dejan entre líneas otras cuestiones. En el arte del disco se muestra algo como ‘soy buena, exteriormente parece que estoy bien, pero estoy hecha pedazos por dentro’”.

Lo que viene después
Ana no quiere esperar ni hacerse esperar. Aunque se reconoce “lerda para componer”, ya está creando nuevos temas para su tercer disco, bajo un halo de misterio de saber si armará acaso una trilogía del ser y llevará por nombre otro Soy…
Algunos temas nuevos serán interpretados en La Trastienda el último día de este julio, el resto los hará en el camino, sin quemar las raíces. “Compongo sin una rutina y cuando se acerca el plazo para entrar a grabar al estudio, leo poesía y escucho mucha más música para inspirarme en el nuevo material”, detalla.
Ana presenta Soy Pecadora el sábado 31 de julio, a las 21 horas en La Trastienda (Fernández Crespo 1763 casi Miguelete).

Recuadro
Mujeres políticas
Se define frenteamplista y en las últimas elecciones afirma haber votado al MPP en su Paysandú natal. Reivindicando la presencia femenina y el compromiso político, Ana Prada cantó cuando en febrero asumió como senadora dentro del nuevo período legislativo, Lucía Topolanski, compañera inseparable del actual presidente José “Pepe” Mujica. “Fue un homenaje a la mujer, ya que es importante la representatividad femenina en las acciones y cargos políticos”, definió la cantautora, quien en dicha fecha compartió escenario con Laura Canoura, Malena Muyala y la cuerda de tambores La Melaza.
Distinta fue su participación como intérprete del jingle para la campaña de Ana Olivera a la Intendencia de Montevideo en mayo de este año. Prada sólo hizo unos retoques junto con Juan Angel Urruzola a ese tema que estaba listo para que le pusiera su voz bajo el estribillo “¡Montevideana, montevideana!”.
Respecto al actual Presidente de la República, Ana siente “un orgullo increíble”. “Creo que el Pepe es nuestro filósofo contemporáneo. Es un hombre de nuestro tiempo”.

Los jóvenes uruguayos encerrados como "menores" (Factor S 89)

Jóvenes privados de la libertad

No levantes ni cercos ni murallas


Cerca de 300 adolescentes uruguayos están privados de la libertad por haber cometido infracciones , y su punición es el encierro por años, falta de escolarización obligatoria, malnutrición, represión y estigmatización social. Mientras el Parlamento decide una ley de emergencia carcelaria, los jóvenes permanecen hacinados y sin soluciones reales de reinsertarse socialmente cuando recobren la libertad.

Por Azul Cordo

“Alertamos sobre la incipiente construcción de cárceles para adolescentes en diferentes partes del interior del país que refuerzan una lógica contraria a los derechos del niño”, señala el Comité por los Derechos del Niño (CDN) del Uruguay en el artículo publicado en Informe Serpaj 2009 titulado: Adolescentes privados de libertad: condiciones de encierro, problemas estructurales y recomendaciones.
Es que la solución para la falta de inserción de los jóvenes al mercado laboral, para la deserción escolar y liceal, para las rapiñas y robo de gallinas, para el desmedido crecimiento de bocas de pasta base a diez cuadras del centro montevideano, parece ser –una vez más- la represión.
El proyecto de ley para declarar la emergencia carcelaria en Uruguay comenzó a debatirse la primera semana de junio, tras el esbozo de los objetivos esenciales realizado por una comisión interpartidaria y la aprobación del Presidente de la República, José Mujica.
Con un sistema carcelario saturado por diez mil presos, las soluciones que formula la nueva legislación proyectada implica “habilitar recursos de forma rápida desde el Poder Ejecutivo para generar nuevos centros de reclusión y reparar los que ya existen, evitando un llamado a licitación que demoraría más de dos años”, explicó el legislador por el Frente Amplio, Jorge Orrico.
Además se detalló que el proyecto de ley “posibilita al Poder Ejecutivo la contratación directa de personal para los establecimientos penitenciarios” y “permite el traslado de presos a unidades militares, con custodia policial por dentro y guardia militar en la zona perimetral”.
Tanto desde el ámbito legislativo como desde los organismos que trabajan con individuos mayores y menores de edad privados de la libertad, se señala que el principal problema en la emergencia carcelaria es el alto nivel de hacinamiento en las cárceles uruguayas.
Respecto a los “hogares de privación de libertad”, como se denomina a las cárceles para adolescentes, al hacinamiento se le suma el maltrato, el exceso de horas de encierro, privación de escolaridad primaria y secundarial obligatoria y la ausencia de talleres recreativos.

Un ladrillo en la pared
Observadores de la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) visitaron a mediados de mayo distintas instituciones del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), entre ellos Colonia Berro, y notificaron que “se percibieron problemas estructurales que hay que atacar con urgencia, como la ausencia de una propuesta socioeducativa y un plan de trabajo para los internos”.
Luis Pedernera, coordinador del Comité por los Derechos del Niño (CDN), participó de esas visitas y en las entrevistas con distintos directivos de las instituciones y destacó que "ya se han realizado recomendaciones al respecto de los problemas registrados".
“En las entrevistas realizadas a los internos se manifestaron altos niveles de malos tratos cuando son arrestados por la Policía" , agregó Pedernera.
Por su parte, el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) Uruguay participa desde el año 1994 del programa Menores en conflicto con la ley con el objetivo de “proporcionar herramientas pedagógico-educativas para que los menores tengan opción de responsabilización respecto de los delitos que cometieron y herramientas cognoscitivas en oficios, para poder reinsertarse en sociedad”, explica Mauro Tomasini, coordinador nacional de dicho organismo que defiende los Derechos Humanos en América Latina.
Once miembros del Serpaj realizan talleres con adolescentes de entre 15 y 18 años, privados de su libertad, cuyos centros de encierro se concentran en los departamentos de Montevideo y Canelones.
“La mayor cantidad de chicos está en Colonia Berro y obviamente allí hay un primer problema con la organización de la reclusión de los menores de edad, ya que si cometieron un delito en Artigas son enviados a la capital, quedando lejos de sus vínculos cercanos y de su entorno afectivo”, señala Tomasini.
“Mas allá de que se llamen hogares de privación de libertad, eso es un eufemismo: son cárceles. Estos lugares están superpoblados; por hogar hay entre veinte y treinta gurises, dependiendo del régimen abierto o cerrado, y no se llegan a cumplir muchas veces los objetivos de reinserción del adolescente”, agrega el coordinador del Serpaj. Las metas están lejos de ser alcanzadas y muchos de esos centros terminan funcionando como escuelas de delito.
Tomasini reconoce que “desde el Serpaj podemos hacer muy poco para cambiar toda la situación de hacinamiento crónico señalada en diversos informes, dada la situación de desestructuración de instituciones como el INTERJ (Instituto Técnico de Rehabilitación Juvenil) y el continuo cambio de funcionarios, que en general no están aptos para estar al frente de situación de privación de la libertad” y señala que “a eso se suma que no hay una propuesta educativa por hogar para abordar a los adolescentes encerrados”.

¡Basta! ¡Es un niño!

Los que piden un triciclo para Reyes, ¿qué son? ¡Son los niños!
Los que piden una moneda en la calle, ¿qué son? ¡Son menores!
Los que juegan con colores, ¿qué son? ¡Son los niños!
Los que juegan con limones en las calles, ¿qué son? ¡Son menores!

“En muchas ocasiones tenemos que lavar tres o cuatro veces el piso antes de comenzar el taller, porque estamos limpiando con trapos la saliva de los chicos que se babean por estar tan dopados”, remarca Mauro Tomasini.
Trabajar oficios y relaciones en la cotidianeidad son los ejes de los talleres que los integrantes del Serpaj realizan con los jóvenes de Colonia Berro y otros hogares de encierro. “Estos chicos tienen un gran índice de violencia en su cotidianeidad, porque tienen que sobrevivir en la calle, porque no tienen padres, porque tuvieron que salir a delinquir para comer, porque tuvieron que traficar pasta base. Entonces no tienen límites, no se manejan con límites ni han sido criados en un contexto de contención; por eso nosotros trabajamos en grupo, con dinámicas de juego, para incorporar reglas y aprender a convivir con los otros compañeros”, destaca el integrante de Serpaj.
“Trabajamos despacio, con paciencia, en grupo y además les enseñamos oficios como panadería e informática”, agrega.
Tomasini subraya que en el vínculo con estos adolescentes intentan “recuperar una niñez que no tuvieron”, a través de actividades “que son más de niños”. “Cuando hay un cumpleaños hacemos una torta y la decoramos con macacos y colores, y es muy emocionante ver cómo se alegran con cosas así que no han recibido antes”.
Entre los escasos episodios de alegría se cuela el uso y abuso de psicofármacos por parte de los funcionarios de cada institución, que generan nuevas adicciones en jóvenes que ya eran consumidores de pasta base y en otros que no tenían adicciones.
“Hay algunos menores que tienen problemas psiquiátricos, pero además el encierro genera conductas o patologías que, en determinado momento, al no tener ninguna herramienta para que el chiquilín se desarrolle, genera un deterioro físico-mental, y para calmarlo se le dan psicofármacos en manera indiscriminada”, alerta Tomasini.

Entre cuatro paredes
La Convención Universal sobre los Derechos del Niño, a la que Uruguay adhiere, establece que la pena de privación de libertad sea una medida “excepcional”; sin embargo, los jueces tienden a que sea éste sea el primer recurso para castigar una infracción cometida por un ciudadano menor de 18 años, con condenas que van de dos días a cinco años.
Además de hacer de la excepción una regla, los hogares como Colonia Berro o Las Piedras mantienen a los “jóvenes en conflicto con la ley” con 22 horas de encierro o incluso la aplicación de castigos mediante encierro-aislamiento en un calabozo durante treinta días.
“En Colonia Berro a los gurises no se los lleva al baño, no se les da de comer, no se les dan elementos para higienizarse. El deterioro que tiene el Estado se sufre en Berro, tal como ocurre en las cárceles de adultos”, detalla Tomasini.
La cantidad de horas encerrados, la privación de espacios para la recreación y la formación socio-educativa, se enmarcan en la violencia institucional caracterizada también por las constantes situaciones de tensión entre los chicos y los miembros del servicio penitenciario.
A esas condiciones inhumanas se suma que, cuando salen del encierro, la sociedad genera un etiquetamiento de los jóvenes que estuvieron privados de su libertad, sin siquiera medir en proporción que el Mal que azota a la sociedad uruguaya no puede estar generado por no más de 300 jóvenes que están encerrados en los distintos hogares-cárceles.
“Trescientos no es un número representativo de todos los males que le pueden pasar a la sociedad uruguaya”, señala Tomasini. Hay una sensación de inseguridad latente que a través de los medios masivos de comunicación y de referentes públicos como los funcionarios políticos, judiciales y la policía, le atribuyen la culpabilidad a los adolescentes que no superan los 18 años y que parecen irrecuperables a los ojos de los opinólogos.
“Es cierto que con el acceso de la pasta base a los sectores más vulnerables algunos delitos se cometen de manera más violenta, pero eso no justifica cargarles toda la responsabilidad a un centenar de jóvenes a los que luego no se intenta recuperar ni reinsertar desde el Estado y sus instituciones”, concluye el integrante del Serpaj.
La resocialización tiene que ver con la aprobación del otro. No se puede pretender la solución de los problemas si se invisibiliza y se esconde tras los muros a los jóvenes que padecen la exclusión debido a la ausencia de políticas públicas reales.
Más encierro generará más encierro. El mundo gris que se le ofrece a los adolescentes, se refuerza en la privación de la libertad. Iniciativas como las del Serpaj deberían ser multiplicadas por ley, en lugar de sumar más ladrillos a la pared.

Henry Engler en Factor/S (publicado también en INSP)

Presentación del documental “El círculo” en el Museo de la Memoria

Henry Engler hace circular vida y memoria

Por Azul Cordo

Llueve a cántaros y la escalera de cemento se vuelve resbalosa con el agua y el moho. Sin embargo, el rehén baja una vez más al pozo.

“Lo recordaba diferente”, dice Henry Engler a la cámara. “Más grande y amplio”, agrega. El lugar, en cambio, es húmedo y estrecho. La escalera le permite descender hacia un cubículo de hormigón, ubicado en el patio trasero del Regimiento Blindado de Caballería Nº 2 del departamento de Durazno.

Allí, durante cuatro de sus once años de encierro, torturas y “peripecias” –tal como algunos de los ex presos políticos del Uruguay denominan al circuito represivo por el que fueron arrastrados-, el científico uruguayo nacido en Paysandú, pasaba sus “recreos”, autorizado por sus verdugos.

Los mismos que lo torturaban a golpes en los calabozos más oscuros, lo dejaban “salir” a un pozo, para que se relajara mirando el reflejo del agua; una especie de beneplácito que tenían con él, considerando su diagnóstico de “psicosis delirante crónica”.

Desde 1976, Henry Engler, uno de los líderes del MLN Tupamaros, sumó a su encierro forzado por los represores, un encierro compartido con “las voces” en su calabozo. Todo el día, todo el día, aquella voz de mujer se sumaba a la tortura continua. No existía la noche para la voz. Ella no dormía. No había paz en la mente. No había descanso en el cuerpo.

Para vencerla, para acallarla, para ganarle a una de las torturas, a la más punzante, Engler se puso estoico, de pie, y miró fijo a la pared. Dibujó con sus ojos un círculo sobre el muro del calabozo y permaneció erguido concentrándose en ese “circulito”.

Así lo explicó el propio Henry, sobreviviente de la dictadura militar uruguaya (1973-1985), el pasado 27 de marzo, durante la presentación del documental sobre su vida, titulado “El Círculo” (2008), junto a sus realizadores José Pedro Charlo y Aldo Garay, en el Centro Cultural Museo de la Memoria (MUME) de Montevideo.

Circula un rumor

La idea de la película surgió en 2005, cuando circuló el rumor de que “un uruguayo podía recibir el premio Nobel de Medicina”, explicaron los documentalistas, reconociendo frente a los espectadores presentes en la sala que no sabían bien de quién se trataba y que, al indagar quién era Engler, el objetivo del film se amplió.

La perspectiva era, entonces, no sólo contar que Henry había retomado los estudios universitarios de Medicina en Suecia desde 1989 y que la candidatura al Nobel se debía a los avances que su equipo había logrado sobre el Mal de Alzheimer.

En enero de 2002, el equipo del Centro de Tomografía de Emisión de Positrones (PET) de la Universidad Uppsale obtuvo las primeras fotos que muestran a un cerebro humano viviente con Alzheimer. Y en julio de 2002, Engler presentó los resultados de la investigación tras poder visualizar las placas de amiloide, durante la Conferencia Mundial de Alzheimer celebrada en la ciudad de Estocolmo.

Pero en la primera entrevista con Engler, los directores del film dialogaron más de cuatro horas con el protagonista y supieron que había muchas historias para una película.

En una sola cinta debían condensar al niño que se crió en San Javier, al adolescente intrépido y al joven estudiante de Medicina que desde 1965 comenzó a militar luchando por la atención a la salud para todos, teniendo como un referente primero, y un amigo después, a Raúl Sendic, quien ya estaba trabajando con los cañeros del Norte.

“Queríamos más medicamentos y mejorar la atención a la salud para todos los pobladores. Estábamos estudiando, pero no teníamos con qué cuidar luego a nuestros pacientes; y a su vez, ya estaban matando a los primeros estudiantes que luchaban. Así que entendíamos por un lado, que por las buenas esto no iba a funcionar, y por otra parte que, para cambiar la situación médica había que cambiar la situación social primero”, explicó Engler en la charla del MUME.

Comenzó a militar en MLN Tupamaros y se convirtió en “un compañero que emanaba autoridad, un compañero con peso específico”, como lo caracteriza José Serrano Piedecasas, un militante español que, huyendo del régimen franquista, se sumó a la sindicalización y lucha de los obreros arroceros de Bella Unión.

Después vendrían las peripecias.

Un círculo de razón

Cuando los directores Charlo y Garay lograron contactar al científico en Suecia, supieron que vivía allí desde fines de los años ‘80, tras no encontrarse contenido en su país de origen. Cuando fue liberado en 1985 junto a los otros ocho rehenes del MLN que la dictadura había mantenido cautivos, fue estigmatizado por la “locura” que había padecido en el encierro.

Locura de la que pudo liberarse a fuerza de voluntad propia, para “luchar contra las voces”, detener los pensamientos y manejar los mecanismos de su cerebro hasta entrar en trances que le consumían cada día que estuvo encerrado en el calabozo.

“Esa voz de mujer, esos pensamientos, me producían angustia, y yo tenía que sacarme de ahí, llevar mis pensamientos a otro lugar, porque eso sólo me conducía al suicidio”, explicó Engler durante la charla que dio en el MUME, tal como cuenta en las entrevistas que expone el documental.

“Fue entonces cuando decidí crear ese círculo en la pared y poner allí dentro todo lo que me causaba dolor. Sacabalos pensamientos que me causaban angustia y dolor, que me debilitaban, y los metía en el circulito y no pensaba más en ello”, agregó.

Es notable y paradójico que, cuando Engler relata en “El Círculo” su infancia en San Javier, lo ubica como un momento feliz de su vida y destaca los momentos de juego y de compañía con sus abuelos. Pero a su vez, cuando desarrolla uno de los pensamientos que guarda en el círculo de la pared, ése también es su niñez; probablemente porque le causaba dolor recordar esos momentos tan felices, estando tan lejos de esa tranquilidad y disfrute, así como de poder ver a otros niños crecer en paz.

Las alucinaciones auditivas lo llevaron a creer también que la CIA norteamericana había metido un chip en su cabeza y “eso me producía un temor, un miedo espantoso, el peor que sentí, porque pensé que tal vez podían leer mis pensamientos”. Y a éstos también los guardó en forma circular.

Pudo salir de ese círculo alienante “cuando pude dialogar con otro ser humano, después de once años”. Ese ser era su compañero Raúl Sendic, quien pidió compartir la celda con Engler en el cuartel de San José.

Allí, con el diagnóstico de psicosis a cuestas y colgado en la puerta de la celda, Henry, a medio camino entre Mesías y suicida, salió de su locura charlando con Sendic como podían y contándole a éste sobre sus lecturas mormonas y sobre cómo retomar la lucha socialista.

Círculo represivo

El relato fílmico está atravesado por el recorrido tortuoso al que los represores uruguayos sometieron a sus rehenes, manteniendo una situación tensa y trasladándolos sin previo aviso por distintos cuarteles, pozos, caballerías y brigadas del país.

Engler, como muchos de sus compañeros que aparecen en la película, fue llevado primero al penal de Libertad, para luego ser trasladado encapuchado a los cuarteles de Florida, Durazno y San José, donde recibió sucesivos maltratos, torturas, hambre, frío, y demás condiciones inhumanas inimaginables.

Otros compañeros que padecieron similares vejámenes y que brindan sus testimonios en el film son José Mujica, Mauricio Rosencof, Jorge Zabalza y Julio Marenales, entre otros.

Tras conocer los padecimientos y poder oír el relato en primera persona, en el debate que se generó con el público del MUME llegó la pregunta esperada: “¿Qué opina Engler sobre darle prisión domiciliaria a los represores que en la actualidad están detenidos en cárceles comunes?”.

“No estoy para nada de acuerdo con que suelten a los militares. Nosotros no podemos referirnos a ellos como si fueran unos ‘viejitos’ indefensos. ¿Acaso Pepe Mujica es viejo para ser presidente? No, y tiene 74 años. O pensemos en Azucena Berruti, que con 80 años fue ministra. Ella no era vieja para desempeñar su cargo. Tampoco son viejos débiles los militares que hace dos décadas decidieron dar un golpe de Estado”, destacó Engler.

“Ellos no hecho nada bueno ni están dispuestos a decir dónde están los desaparecidos. Por lo tanto no me parece que deban estar libres. Uno debe cultivar la bondad, pero no con estos tipos”, sentenció.

Recordar de manera circular

Algunos historiadores sostienen que la Historia es circular, otros arguyen que ésta es en espiral. Para lo que no caben dudas es que nuestra historia, la de los pueblos oprimidos, circula o, mejor dicho, debe circular.

Por eso, Factor S retomó una frase que dice Mauricio Rosencof en el documental, cuando destaca la importancia de “dejar testimonio de las peripecias”, y le preguntó a Engler cómo consideraba que había que dejar testimonio y qué formas de dar testimonio destacaba de sus compañeros de militancia e incluso de otras latitudes de América Latina.

Engler sostuvo que hay que “dejar testimonio siendo objetivos y sinceros” y resaltó la importancia de “escribir y dejar por escrito todas las cosas que pasamos”.

Además remarcó el carácter imperioso de que “la juventud conozca y pueda leer qué ocurrió en nuestro pasado reciente”.

“Es importante que se conozcan los fundamentos por los cuales se llevaron adelante las acciones de los militantes tupamaros, y que luego se juzgue si uno ha hecho bien o mal”, destacó.

“Es necesario que haya relatos y textos producidos aquí, que cuenten no sólo las peripecias por las que pasamos durante la dictadura, sino también que desarrollen qué pasó durante los años anteriores a la dictadura; para recordar y conocer qué hacíamos nosotros, por qué y por quiénes lo hacíamos y con qué razones y motivos actuábamos, para entender por qué después nos pasó lo que nos pasó”, concluyó.

De manera causal, Henry Engler volvió a vivir en Uruguay y dirige el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM), para introducir la tecnología de la Neuroimaginología molecular en el país.

Con esta técnica obtuvo las primeras imágenes de un cerebro que olvida de a poco; con esa tecnología se intenta aletargar el Mal de Alzheimer, para que el ser humano haga “conversar a las neuronas entre ellas”, tal como Engler definió a la memoria.

“El cerebro da vueltas para estar más conforme con sus recuerdos y va remodelando las situaciones por las que la persona pasó, para que sea más soportable vivir. Seguramente las cosas por las que pasamos son peores a cómo nos las acordamos, de allí también las pesadillas. Una de mis mayores pesadillas es que esto sea un sueño y que yo despierte en el calabozo”, razonó.


El MUME

El MUME está ubicado en Avenida de las Instrucciones 1057, casi Bulevar José Batlle y Ordoñez. Tel: 355 58 91.


(Publicado en FactorS nro. 88, abril de 2010, Montevideo, Uruguay)

5 Meses

El silencio de estos meses en el blog no tiene relación con cómo se están moviendo las placas tectónicas por acá.
Para qué pensar cosas especiales para escribir y exponerme, cuando este espacio de blog fue creado con una finalidad periodística.
De eso caigo en la cuenta hoy, en estos días, y entonces decido que los posteos que siguen pa'rriba sean las producciones periodísticas que han salido en Factor S, NOteOlvides, UniRadio, Museo de la Memoria.

Cinco meses en Montevideo. Este viaje recién empieza.